miércoles, 9 de febrero de 2011

El conejo Eredo- (VENDIDO)




-Títere de mano-
El conejo Eredo en estado creativo

    Eredo nació con la cara levemente torcida hacia un costado…por completo. Digo, desde las orejas hasta el rabo. Y la desviación, lejos de ser una carga insostenible para su lomito, es fabuloso, desde su punto de vista, porque eso hace que también uno de sus ojos -ya ven ustedes cuál- se encuentre en una posición distinta del otro, y me refiero a una distorsión que a Eredo a veces le ocasiona un vértigo que muchos pensarían incómodo y hasta nefasto…
Pues bien: EREDO VA FE-LIZ. Que rima con nariz, que tampoco es de lo más convencional para un conejo rojo. Ya ven, que en lugar de un hocico, el buen amigo posee un par de agujeros, fosas, pero no el tradicional, rosado semitriangular hocico. ¿Preocupado? No, antes que eso otras cosas.
         La cuestión está clara, y es la siguiente: al conejo Eredo, que vive en calma, en un estado de semi-Nirvana si esto es posible, le alcanza con percibir la realidad chanfleada y olfatearla de modo “no-conejil”, así como oír sonidos que no existen, o sí, pero quién sabe cómo los escuchan… No es igual tener las dos orejas derechas, se sabe. O se cree.
         Eredo aprovecha la distorsión de los sentidos para componer multidisciplinariamente, en el espacio, elementos intangibles, que relata generalmente en voz alta, no siempre en un idioma conocido. Algunos dirían “esté se chifló”, pero la verdad es que cuando Eredo emerge del estado creativo, es un conejo tan dulce y tan bueno como en dicho estado creativo, y que sus objetos intangibles también son apenas audibles (casi ni contaminación sonora producen)… Adoramos a Eredo.  

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