-Tìtere de dedo-
Mamira, la mamushka amistosa.
Así, chiquitita e inocentona, Mamira tiene un nombre seductor que incomoda, porque el nombre tiene más "presencia" que la pequeña portadora.
Mamira es Mamira desde que nació. Ni Miri, ni Mimí, ni Mami; menos que menos "la petisa". Pero una vez que dejó bien en claro el asunto, nos abre la puerta de su casa: esta mujer tan friolenta, sabe abrirnos el corazón.
Mamira nos invita a elegir una infusión de su caja pintada a mano con tés de todo el mundo, café, mate, o por qué no, un rico submarino. Hace unas galletitas de miel cuya receta heredó de su bisabuela y son "para chuparse los dedos".
La pequeña Mamira tiene una voz cálida y suave, y una virtud que escacea: la de saber escuchar. Por eso le decimos -todos le dicen- la Mamushka amistosa.
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